martes, 22 de diciembre de 2015

Una vinculación secreta: Jules Verne y George Sand

Desde hace cierto tiempo tenía la intención de escribir sobre una relación literaria poco conocida, sin comenzar a hacerlo nunca, hasta que al fin me decidí: la relación entre los escritores franceses Jules Verne y George Sand. Aunque poco conocida, esta vinculación ha sido tratada ya por algunos especialistas, así que este texto se limita a ofrecer algunos datos y comentarios.

George Sand -seudónimo de Aurore Dupin, baronesa Dudevant- nació en París en 1804 y murió en Nohant en 1876. Tuvo una vida llena de escándalos y escribió una gran cantidad de obras, principalmente novelas, entre las que pueden citarse Indiana (1832), Lélia (1833) y El pantano del diablo (1846), considerada su obra maestra. Dentro de su círculo de amistades se encontraban Franz Liszt, Eugène Delacroix, Gustave Flaubert y, también, Jules Verne.

George Sand retratada por Delacroix.

Verne nació en Nantes en 1828 -viviría también en París y en Amiens, donde falleció en 1905- y transitó, en general, una vida más retirada, dedicada al trabajo. Fue también un autor prolífico y llegó a convertirse en uno de los escritores más leídos y traducidos de todos los tiempos. Las diferencias de edad y de temperamento entre ambos escritores, por otra parte, no les impidieron sentir una mutua admiración a lo largo de los años.

La primera muestra de esa admiración la encontramos tal vez en 1851. George Sand es ya una escritora famosa y Jules Verne, que vive en París, está recién iniciando su carrera. En una carta a su madre, se queja con exaltación de que en su ciudad natal se prohíba una obra teatral de Sand: «¡De verdad que no sé hasta qué grado de virtuosismo antiprogresista se va a llegar en esa ciudad!».

En enero de 1864 aparece, en la Revue des Deux Mondes, una novela corta de George Sand titulada «Laura. Viaje a través del cristal», incluida al año siguiente en el volumen Laura (1865). Se trata de un relato fantástico en el que los protagonistas, Alexis y Laura, realizan un viaje a través de un cristal o, si se quiere, un viaje al centro de la Tierra.

Jules Verne fotografiado por Nadar.

Muchos han considerado a esta nouvelle la contracara lírica de la célebre novela Viaje al centro de la Tierra, de Verne, publicada en noviembre de 1864. Teniendo en cuenta las fechas de publicación, es posible suponer que Jules Verne recibió la influencia de esta obra de Sand al escribir su novela. En todo caso, al leer ambos relatos pueden encontrarse algunas similitudes y hasta alguna cita de notable parecido. Leemos en «Laura», en boca de Walter, un personaje secundario:

No importa, los trabajos de tu tío tienen un gran valor, porque en medio de muchos errores, libera muchas verdades.

Y en Viaje al centro de la Tierra, el profesor Lidenbrock dice a su sobrino Axel:

La ciencia, muchacho, está formada de errores, pero de errores que conviene cometer, porque conducen poco a poco a la verdad.

Pasamos al año 1865. En una carta de agradecimiento, George Sand reconoce que los relatos de Verne han conseguido distraerla de un hondo dolor y le han permitido soportar mejor las preocupaciones. Sólo lamenta haberlos terminado y no tener «otra docena por leer». Y agrega: «Tengo la esperanza de que no tardará en llevarnos al fondo del mar y que hará que sus personajes viajen en esos aparatos de inmersión que sus conocimientos científicos y su imaginación son capaces de perfeccionar.»

La biblioteca del capitán Nemo.

Jules Verne recordaría esta sugerencia de George Sand como el verdadero punto de partida de otra de sus grandes obras, Veinte mil leguas de viaje submarino (1869-70). Y, como en un homenaje a la autora que le había brindado la idea para ese libro tan especial, Aronnax -el narrador utilizado por Verne- la menciona al describir la biblioteca del capitán Nemo:

Entre aquellos libros, advertí las obras maestras de los escritores antiguos y modernos, es decir, todo lo que la humanidad ha producido de más bello en la historia, la poesía, la novela y la ciencia, desde Homero hasta Víctor Hugo, desde Jenofonte hasta Michelet, desde Rabelais hasta George Sand.

martes, 28 de abril de 2015

Gabriel Naudé, primer teórico destacado de la organización bibliotecaria

Gabriel Naudé fue un bibliotecario, bibliógrafo y escritor francés (París, 1600-Abbeville, 1653).

Bibliotecario personal de Henri de Mesmes con sólo veintidós años, presentó la dimisión para continuar sus estudios de medicina en Padua. En 1629 fue llamado a Roma como bibliotecario del cardenal de Bagni y luego del cardenal Barberini. Richelieu le encomendó la difícil tarea de investigar cuál era el verdadero autor de la Imitatio Christi. Naudé se decidió por Tomás de Kempis, y Richelieu lo llamó a París como su bibliotecario. En 1633 fue nombrado médico de Luis XIII, y en 1643 se convirtió en bibliotecario del cardenal Mazarino, cuando éste sucedió a Richelieu como primer ministro de Francia.

Para Mazarino reunió unos 40.000 libros provenientes de toda Europa y formó así la Biblioteca Mazarina, abierta a todo el público y considerada como la mejor biblioteca de ese período. Adaptando un sistema desarrollado anteriormente, Naudé utilizó para esta biblioteca la siguiente clasificación: teología, medicina, derecho, historia, filosofía, matemáticas y humanidades, con las adecuadas subdivisiones. La Biblioteca Mazarina fue dispersada durante la insurrección de la Fronda (1648-53), siendo Naudé exiliado a Suecia. Murió en Abbeville el 30 de julio de 1653, cuando planeaba dirigirse a Estocolmo para encargarse de la biblioteca de la reina Cristina.

Considerado el primer teórico importante de la organización de una biblioteca, en 1627 escribió un tratado titulado Advis pour dresser une bibliothèque (Instrucciones para establecer una biblioteca), que circuló como manuscrito antes de su publicación en 1644. En esta obra -dirigida a una audiencia de aristócratas acaudalados y poco conocedores- sostenía que una biblioteca debía ser amplia en contenido y estar sistemáticamente organizada y catalogada, e instaba a los coleccionistas a que abrieran sus bibliotecas al público. Naudé escribió también obras como Bibliographia politica (1633), título en el que se utiliza por primera vez la palabra "bibliografía", y Considérations politiques sur les coups d'Etat (1639).

(De: Monteros, Eliseo. Diccionario biográfico de bibliotecarios y bibliotecólogos. Buenos Aires : Dunken, 2008.)

En esta página puede leerse el libro Advis pour dresser une bibliothèque (en francés).

viernes, 12 de diciembre de 2014

El mundo de Kierkegaard

El mundo de Sofía, del noruego Jostein Gaarder, se publicó por primera vez en 1991 y se convirtió pronto en un best-seller mundial. Es, como expresa su subtítulo, una novela sobre la historia de la filosofía. En el marco de la historia de una adolescente que poco a poco va descubriendo su identidad, el libro describe de forma sencilla el pensamiento de muchos de los grandes filósofos del mundo occidental.

Sören Kierkegaard (1813-1855)
De todas las concepciones incluidas en la obra, la filosofía del danés Sören Kierkegaard (que ya conocía por haber leído dos obras del propio filósofo) es tal vez aquella con la que me siento más identificado. Kierkegaard era un personaje solitario y de una marcada tendencia a la melancolía, pero su pensamiento ofrece una interesante visión del cristianismo.

Muerto a mediados del siglo XIX, e ignorado durante mucho tiempo, fueron los existencialistas y algunos teólogos cristianos, como Karl Barth, quienes lo redescubrieron. Él se consideró a sí mismo «un hombre que podría resultar necesario en una crisis, un cobayo para la vida».

Lo que sigue es un fragmento del libro de Gaarder, en el que se expone la teoría de Kierkegaard de los tres estadios en el camino de la vida.

-Kierkegaard opinaba que existen tres actitudes vitales diferentes. Él utiliza la palabra fases y las llama «fase estética», «fase ética» y «fase religiosa». Utiliza la palabra «fase» para marcar que se puede vivir en las fases inferiores y de pronto dar el «salto» hasta una fase superior. Pero mucha gente vive en la misma fase toda la vida.
-Apuesto a que pronto llegará una explicación. Además empiezo a sentir curiosidad por saber en qué fase me encuentro yo.
-Quien vive en la fase estética vive el momento y busca en todo momento conseguir el placer. Lo que es bueno es lo que es hermoso, bello o grato. En ese aspecto se vive totalmente en el mundo de los sentidos. El estético se convierte en un juguete de sus propios placeres y estados de ánimo. Lo negativo es lo «aburrido», lo «pesado».
-Pues sí, conozco bien esa actitud.
-El típico romántico es por lo tanto el típico estético. Porque no se trata solamente de placeres sensuales. También quien tiene una relación de juego con la realidad o, por ejemplo, con el arte o la filosofía con los que él o ella trabajan, vive en la fase estética. Se puede tener una relación estética o de «observador» incluso con el dolor y el sufrimiento. Es la vanidad la que domina. Ibsen dibujó al típico estético en su personaje Peer Gynt.
-Creo que entiendo lo que quieres decir.
(...)
-Uno que vive en la fase estética puede llegar a sentir pronto angustia y vacío. Pero en ese caso también hay esperanza. Según Kierkegaard la angustia es algo casi positivo. Es una expresión de que uno se encuentra en una «situación existencial». Ahora el estético puede optar por dar el gran «salto» hasta una fase superior. Pero o sucede o no sucede. No sirve de nada estar a punto de saltar si no se hace del todo. Aquí se trata de un «o lo uno o lo otro». Pero nadie puede dar el salto por ti. Tú mismo tienes que elegir.
-Eso me recuerda un poco a lo de dejar de fumar o de consumir droga.
-Sí, tal vez. Al describir esta «categoría de la decisión» Kierkegaard nos recuerda a Sócrates, que señaló que todo verdadero conocimiento viene desde dentro. También la elección que conduce a que un ser humano salte de una actitud vital estética a una actitud vital ética o religiosa tiene que surgir desde dentro. Esto lo describe Ibsen en Peer Gynt. Otra descripción magistral de cómo la elección existencial emana de una desesperación y miseria interiores la ofrece Dostoievski en la gran novela Crimen y castigo.
-En el mejor de los casos se elige otra actitud vital.
-Y de esa manera a lo mejor se empieza a vivir en la fase ética, la cual se caracteriza por la seriedad y elecciones consecuentes según criterios morales. Esta actitud ante la vida puede recordar a la ética del deber de Kant. Se intenta vivir de acuerdo con la ley moral. Igual que Kant, Kierkegaard pone su atención ante todo en la disposición mental de la persona. Lo esencial no es exactamente lo que uno opina que es lo correcto y lo que uno opina que es malo. Lo esencial es que uno elija tener una actitud ante lo que es «correcto o equivocado». Lo único que le interesa al estético es si una cosa es «divertida o aburrida».
-¿Y no se corre el riesgo de convertirse en una persona demasiado seria viviendo de este modo?
-Pues sí. Según Kierkegaard tampoco la «fase ética» es la más satisfactoria. También en la fase ética puede uno llegar a aburrirse de ser tan cumplidor y minucioso. Muchas personas, cuando se hacen mayores, llegan a experimentar una gran sensación de cansancio. Algunos pueden volver a caer en la vida de juego de la fase estética. Pero algunos dan un nuevo salto hasta la fase religiosa, alcanzando así «la profundidad de 70.000 fanegas» de la fe. Eligen la fe ante el placer estético y los deberes de la razón. Y aunque puede ser «terrible caer en las manos del Dios vivo», como expresa Kierkegaard, es cuando por fin el ser humano encuentra la conciliación.

Gaarder, Jostein. El mundo de Sofía: novela sobre la historia de la filosofía. Buenos Aires: Siruela; Grupal, 2012. Traducción del noruego de Kirsti Baggethun y Asunción Lorenzo.

martes, 3 de junio de 2014

La última aventura

En esta ocasión comparto con los lectores del blog el texto de contratapa de mi libro de cuentos La última aventura.

La problemática de la lectura y el lugar del lector; el juego apariencia/realidad; el amor y el desencanto; el fantástico cotidiano… Esta antología tiene algo de literatura y también algo de ritual mágico. Inexplicables en palabras, inteligibles en tanto experiencia, los relatos aquí reunidos prometen indicarnos derroteros que nos llevarán a descubrir lo que Daniel Pennac llamaba «la paradójica virtud de la lectura que consiste en abstraernos del mundo para encontrarle un sentido».
Eliseo Monteros nos invita al viaje. Nos abre las puertas de ese otro proceso de producción de sentido que tiene lugar desde la escritura, su escritura. Ningún sentido dado de antemano, ninguna lectura legítima, ninguna voz unívoca… allí está el placer de ese encuentro, entre nosotros, los lectores, y el autor, que solo requiere el goce de esa comunión en el espacio textual.

Este libro, como pocos, coloca al lector en un lugar privilegiado y le promete, sin margen de error, devolverlo a su mundo totalmente renovado.


El libro:
Monteros, Eliseo
La última aventura. 1a. ed. Córdoba: Ediciones del Boulevard, 2014
ISBN: 978-987-556-454-1

Ir a la página del libro en el sitio de la editorial.

martes, 20 de mayo de 2014

Microantología de microcuentos

El microcuento —llamado también microficción, microrrelato o minicuento— es un cuento ultracorto que, por lo común, dice mucho en pocas palabras. No debe confundirse con otros géneros breves, como el aforismo, ya que el microcuento, por breve que sea, posee siempre un clima narrativo.

Aunque es un género muy antiguo, ha sido cultivado especialmente a partir del siglo XX. Lo que sigue es una pequeña antología de microcuentos.

El sueño de Chuang Tzu
Chuang Tzu soñó que era una mariposa y no sabía al despertar si era un hombre que había soñado ser una mariposa o una mariposa que ahora soñaba ser un hombre.
Herbert Allen Giles

El diálogo ocurrió en Adrogué. Mi sobrino Miguel, que tendría cinco o seis años, estaba sentado en el suelo, jugando con la gata. Como todas las mañanas, le pregunté:
—¿Qué soñaste anoche?
Me contestó:
—Soñé que me había perdido en un bosque y que al fin encontré una casita de madera. Se abrió la puerta y saliste vos.— Con súbita curiosidad me preguntó: —Decime, ¿qué estabas haciendo en esa casita?
Francisco Acevedo

Cuento de arena
Un día la ciudad desapareció. De cara al desierto y con los pies hundidos en la arena, todos comprendieron que durante treinta largos años habían estado viviendo en un espejismo.
Jairo Aníbal Niño

El dinosaurio
Cuando despertó, el dinosaurio todavía estaba allí.
Augusto Monterroso

Me bañé, afeité, vestí; me miré al espejo. “¡Vamos!”, le dije a mi agorafobia, y salimos juntos a dar un paseo por el parque.
Enrique Anderson Imbert

Motivo literario
Le escribió tantos versos, cuentos, canciones y hasta novelas que una noche, al buscar con ardor su cuerpo tibio, no encontró más que una hoja de papel entre las sábanas.
Mónica Lavín

Caso
La cabra encontró unas hojas de la Ilíada, y se las comió. Pero no baló en verso.
Álvaro Yunque

Tranvía
Por fin. La desconocida subía siempre en aquella parada. “Amplia sonrisa, caderas anchas… una madre excelente para mis hijos”, pensó. La saludó; ella respondió y retomó su lectura: culta, moderna.
Él se puso de mal humor: era muy conservador. ¿Por qué respondía a su saludo? Ni siquiera lo conocía.
Dudó. Ella bajó.
Se sintió divorciado: “¿Y los niños, con quién van a quedarse?”.
Andrea Bocconi

69
Despiértese, que es tarde, me grita desde la puerta un hombre extraño. Despiértese usted, que buena falta le hace, le contesto yo. Pero el muy obstinado me sigue soñando.
Ana María Shua

Nadie es totalmente fuerte
El mismo lobo tiene momentos de debilidad, en que se pone del lado del cordero, y piensa: Ojalá que huya.
Adolfo Bioy Casares

miércoles, 2 de abril de 2014

Noche de teatro (cuento)

El programa consistía en un concierto de Mozart y la Sinfonía Nº 3 de Beethoven, llamada Heroica. Sí, aquella de la que se cuenta que el compositor dedicó a Napoleón pero después, al autoproclamarse éste emperador, decidió retirar la dedicatoria. Cuando llegamos, la fila para entrar al teatro era considerable, aunque avanzaba con rapidez. De todos modos, tal como lo había imaginado, los mejores lugares habían sido ya ocupados y tuvimos que subir hasta el cuarto piso, desde donde los músicos se veían muy pequeños.

“La función comenzará en quince minutos”, dijo una voz por el altoparlante. Nos acomodamos lo mejor posible, pero en ese sector había muchos estudiantes, más jóvenes que nosotros, que se movían todo el tiempo y hacían crujir el piso de madera. Además, los que estaban inmediatamente delante de nosotros, un poco más abajo, se apoyaban en la baranda y obstruían parte de la visión. Y Doris estaba resfriada y, por lo tanto, un poco decaída.

“La función comenzará en diez minutos”, dijo la voz, recordándome a la cuenta regresiva en el lanzamiento de un cohete. Los músicos, que eran más de treinta, afinaban sus instrumentos cuando apareció el director y fue recibido por fuertes aplausos. Los jóvenes que nos rodeaban seguían moviéndose y algunos filmaban en dirección al escenario con sus celulares. “La función comenzará en cinco minutos”, dijo de nuevo la voz. “Solicitamos que apague su celular”.

La función, por fin, comenzó. La música del concierto de Mozart no parecía tan bella como, digamos, su Sinfonía Nº 40, pero de todos modos era agradable. Al finalizar el primer movimiento, y mientras todavía se escuchaban los aplausos, unos seis o siete jóvenes, los de la fila de adelante, comenzaron a levantarse para irse. Alguien les dijo desde atrás de nosotros: “¿Se van todos?” “Sí, todos”, dijo uno de los jóvenes.

Doris y yo empezamos a sentir calor. Yo me quité el pulóver y Doris se abanicaba con las hojas del programa. Un grupo de personas ocupó el lugar que había quedado vacío adelante mientras los músicos, luego de templar nuevamente sus instrumentos, continuaron con el concierto de Mozart. Después de cada movimiento los músicos dedicaban unos minutos para afinar sus instrumentos; nosotros nos preguntábamos si eso era normal.

Debió ser luego de esta obra cuando hubo un solo de violín. Al finalizar el solo, el violinista se inclinó repetidas veces para recibir los aplausos; parecía que cada vez lo hacía con mayor satisfacción, inclinando el tórax con movimientos rápidos e incompletos y describiendo un ángulo que sólo llegaba a los 45º. La temperatura nos parecía también de 45º, los jóvenes se movían y charlaban, el suelo crujía y Doris se hallaba muy congestionada.

La noche continuó, como estaba previsto, con la sinfonía de Beethoven. Al finalizar el segundo o tercer movimiento, algunos desprevenidos comenzaron a aplaudir, pero el director, elevando un poco los brazos con cierta tensión, indicó que la obra no había concluido. “¿Faltará mucho para que termine”, preguntó Doris. “No creo, ya tiene que estar por terminar”, dije, mientras pensaba: “¿Cuántos movimientos tiene esta bendita sinfonía? ¿Cinco? ¿Seis?”

Después supe que, como es habitual en las sinfonías clásicas, esta obra tiene también cuatro movimientos. Mi confusión se produjo al creer que el concierto de Mozart constaba de una sola parte; de ahí que comenzara a contar los movimientos de la sinfonía de Beethoven cuando aún se ejecutaba la obra de Mozart.

Sea como fuere, la función terminó al fin y se escucharon otra vez los aplausos, esta vez oportunos. Al salir, respiramos con alivio el aire fresco de la noche y fuimos a cenar a un lugar cercano. Al poco tiempo notamos que, al igual que en el teatro, el piso era de madera y, como es natural, crujía y se movía cuando los mozos caminaban por él; unos diez minutos después comenzó a escucharse la melodía de una composición clásica; más tarde empezamos a sentir calor…

viernes, 1 de noviembre de 2013

SERENO SAM ¿MASÓN ERES? (sobre los palíndromos)

Se atribuye a Sótades, poeta satírico griego del siglo III a. C., la invención de ese curioso tipo de frases que se leen igual de izquierda a derecha que de derecha a izquierda: los palíndromos. No obstante, no se conservan muestras de aquella época. En Herculano, ciudad sepultada por las cenizas del Vesubio en el año 79, fue encontrado un grafito que contiene la siguiente sentencia en latín:

S   A   T   O   R
A   R   E   P   O
T   E   N   E   T
O   P   E   R   A
R   O   T   A   S

Se trata de un notable ejemplo de palíndromo, ya que la lectura puede realizarse igualmente desde la S inicial hacia abajo y a la derecha, y desde la S final hacia arriba y a la izquierda. Puede traducirse como "El sembrador Arepo guía las ruedas con destreza".

El cuadrado Sator
Los palíndromos, considerados con frecuencia un simple juego, no han tenido demasiados cultivadores a través de los tiempos. Uno de los más antiguos fue el emperador de Oriente León VI el Sabio (866-912), a quien se deben veintiséis frases palindrómicas. Una de ellas, famosa por haber sido inscripta en numerosas iglesias europeas, expresa: NIPSON ONOMEMATA ME MONON OSPIN, que significa: "Lavad vuestros pecados, no sólo vuestra cara".

Posteriormente, franceses, alemanes y, sobre todo, ingleses, se contaron entre los más asiduos cultores de esta curiosidad de la lengua. En español, el palíndromo más célebre tal vez sea la frase DÁBALE ARROZ A LA ZORRA EL ABAD.

Al hablar de palíndromos en español, se hace difícil no mencionar el nombre de Juan Filloy (1894-2000). Este escritor cordobés fue un apasionado de la palindromía y en su obra Karcino (1988), subtitulada "Tratado de palindromía", brinda un interesante ensayo sobre el tema, a la vez que ofrece un amplio ejemplario de palíndromos de su invención. Allí pueden leerse reflexiones como la siguiente:

La palindromía es diurna y nocturna, simultáneamente. Un sol extraño -un sol semiótico- ilumina su claridad expresiva y su sombra gemela. La lectura natural visible se sume en la sombra de caracteres gráficos iguales. Mas la paradoja se esclarece leyendo retrospectivamente. Así, lo que fue nítido al principio se torna diferente sin haber dejado de ser idéntico. Éste es el portento singular de la palindromía: convertir la locución o la frase en un riguroso y vigente juego de metaplasmos.

Juan Filloy en 1971
Filloy escribió que él era "el primer palindromista del mundo, a través de todas sus épocas, de todos los idiomas y de todas las latitudes del espíritu". Y sin duda durante mucho tiempo lo fue, habiendo compuesto, al parecer, unas diez mil frases palíndromas. En la actualidad ha sido superado en cantidad, aunque no es muy probable que haya -al menos en lengua española- una obra similar a su tratado de palindromía. Por otra parte, este escritor argentino parecía estar signado por todo tipo de récords: vivió 105 años, por ejemplo, y los títulos de todas sus obras constan de siete letras: Op Oloop (1934), Caterva (1938), Yo, yo y yo (1971), etc.

Filloy decía que en los textos palindrómicos "no se computan grafías de signos, acentos y puntuación. Esta misma se emplea parcamente, o no se emplea (...)", aunque otros han escrito este tipo de frases colocando tildes. Transcribo algunos de sus palíndromos:

SERENO SAM ¿MASON ERES?

¿ACASO CITAN A FANATICOS ACA?

SI: ESA DEMAGOGA ME DA SEIS

¡ANA, SALUD! ¡EMERGE LA ALEGRE MEDULA SANA!

ISA, YO, SOLA, VERANEO EN AREVALO. SOY ASI...

A CESARINO CASI LE MATA MELISA CON IRA SECA

EN EL RAMADAN, SAIRA. (HOY AL SOSLAYO HARAS NADA, MARLENE)

ETNA DESAYUNO A LA TURBA BRUTA. LA ONU YA SEDANTE

SEVERO REVES AL OSADO TRAMITE DE TIMAR TODA SOLA. ¡SEVERO REVES!

¿OYO, BEDEL? TELMA HA ROTO MI MOTOR. (A HAMLET LE DEBO YO)

El compositor español Víctor Carbajo ofrece en su página web la descarga gratuita de un libro electrónico de 1.731 páginas con 100.001 palíndromos en español, de los cuales 60.202 son de su invención y el resto de otros autores.

Hace varios años, durante un período de poca inspiración, tuve la idea de dedicarme a componer palíndromos. El resultado fue un pequeño libro titulado 151 palíndromos y un cuento palindrómico, que publiqué en edición digital en 2007. Muchos de esos palíndromos están también en el libro de Carbajo. A continuación muestro una selección de los mismos. El penúltimo consta de veinte palabras; el último, el más extenso que escribí, de veintidós.

RAMO OTOMANO: DONA MOTO OMAR

A ESE, DANI: SÓLO GOLOSINA DESEA

A JAPÓN NO LLEVO VELLÓN, NO: PAJA

¡AH, CRAM! LA PAPELERA... HARÉLE PAPAL MARCHA

SODA, GEL: A DANILO MOLINA DA LEGADOS

SOÑÉ, RUSO: O DASE VERNE ENREVESADO O SUREÑOS

AIROSA, O DA CORBATA O ATA BROCADO A SORIA

YO HOY, ODET, SUEÑO SOÑÉ: USTED O YO HOY

AJÉ, DEJA... POR ODIAR ALUMNO CON MULA, RAÍDO ROPAJE DEJA

YO HALLÉ A NORA RITA. LA TIRARON A ELLA HOY

OÍ METAL, LATA. BALZAC AYER OYÓ: REY ACAZ LA BATALLA TEMIÓ

 A MÍ, CLAUDE DEBUSSY, "LA MER"... REMA LYS, SUBE DE DUAL CIMA
 
SAM, A TÍ: ¡POCA RISA A JOEL O LEO, JA... ASIRÁ! COPITA MÁS...

SAL: O SE CORTA O SE ARA, PERO ¡AY, ASÍ PÉTALO OLA TE PISA YA! ORE PARA ESO. ¡ATROCES OLAS!

AMÉ A ANA, A NINA, NORA, A... ¿ERES O NO ERES? ¿SERÉ O NO SERÉ? AARÓN A NIN, A ANA, A EMA